El pasado 20 de septiembre se presentó en la SGAE de Madrid el libro Patxi Andión que he escrito con Antonio Marín Albalate. Nos acompañaron Rodolfo Serrano, Félix Maraña y el editor Paco Mesa. Escribí este texto para la ocasión:
A de Arquitectura y de Analie. Aborto clandestino y el dedo en la llaga de la canción que fue clara, que se arrojó contra la infamia de la moral franquista. “No hay ninguna flor que cortar por ti, Analie, Analie/ ya no hay flores para mí/ se me fue el pesar contigo detrás/ Analie, Analie/ yo me iré detrás de ti…”
B de Bondad, la tuya, querido Patxi, la que se cuela por dentro, la que regala el cantor que tiende siempre la mano, que llena de claridad la más profunda negrura.
C de Canciones entre paréntesis o sin ellas. Canciones urgentes, de amor, de vida y de muerte, de tiempo, de ausencia y de sueño, de acción, de viento y de azar. Canciones que fueron, que son, que vertieron su rabia, su amargura, su compás y su alegría. A donde el agua porta las palabras que como retratos se fijan en el camino.
D de Docencia, de decencia, de dedo que acusa con rabia al disidente: “Con el alma en una nube/ y el cuerpo como un lamento/ viene el problema del pueblo/ viene el maestro…”.
E de España, “Hay una España cierta y otra callada”. España, amarga canción en los labios de los trovadores. La España machadiana, la España heladora, la España beata y miserable. Y esa otra España, la que se aguarda, la que bulle en la voz bronca e inolvidable del cantor. Habría que saberlo.
F de Francisco con su bohemia lacerante y su hambre a cuestas. “Esta es la verdad desnuda/ y créelo, compañero/ que la bohemia la verdadera esa es dura/ no sabe a poesía ni a aventura…”.
G de Gloria. El amor que llena las horas, la sábana blanca, la compañera, el dulce oficio de versificar el tiempo de amar, el tiempo de estar, el tiempo de ser.
H de Hita de donde el arcipreste, libro del buen amor de nuestros desvelos juglarescos.
I de Iparaguirre. La unánime voz de los poetas, el País Vasco querido, la patria pequeña fijada a la guitarra del cantor. I también de Iñigo de apellido Andión que lleva la canción en la sangre.
J de Jacinta, cara B de este single inaugural y J de Jon, poeta de guardia, querido amigo, con el que recorrí la recóndita Córdoba en lírica velada. De la familia Andión, de toda la familia Andión, guardo afectos irremplazables.
K resonando en la palabra euskera. L de Lisboa (abril de insurgencia, clavel en el alma) y de Libertad, la que se pierde, la que se añora, la que se busca, la que se canta. M de Madrid, de mar y de memoria, la que falta en este país que olvida muchas veces a quienes hicieron de la canción una hermosa bandera de emociones trenzadas.
N de Niñez. De la que el cantor se largó, deprisa hasta el primer beso, hasta que le crujieron los huesos.
O de otoño de musas reveladas. Amores perdidos, dulce presagio de melancolía, canción vieja y acordeón sonando en el rincón de esta memoria mía con la figura de mi padre escribiendo un poema de amor en la penumbra. “Vino a mí la luz que me alumbró/ y ardieron los hielos de mi ayer/ en el mediodía de tu amor/ tus caricias y mi fe/ calentaban mi sudor/ me salvó tu boca sin querer/ y en tus besos de dolor/ sin quererlo me quemé…”.
P de Padre (“eres como la mar bueno de frente…”) de Porvenir –enorme disco- y de París, memoria de resistencias, mayo del 68 en la canción desvelada, con la guitarra en la funda paseando por los bulevares, cruzándose con Jacques Brel, entre buhardillas y espejos donde fue naciendo el verso soñador y libertino.
Q de quiero para hacer sonar Desde que te quiero que me hace llorar cuando a ciertas horas de la noche me pierdo en la aventura de buscarme: “la dolorosa farsa de mis rosas/ mi encarcelado cielo de la boca/ mi tren de olor, mis pasiones, mis posturas/ mis locuras e ilusiones/ mi adivinanza entera, mis rincones, la verdad de mis otros amores…”.
R de Rastro (lo que usted no quiera pa mi calles es) o de Rogelio (“¿Ya no te acuerdas Rogelio de aquella cantina…”) R de Retratos, aquel elepé bronco y eterno, hosco y poderoso, lleno de canciones inolvidables que convulsionaron la canción de autor que se hacía en España a finales de los años sesenta.
S de sueño (¿ Acaso soy un sueño que vive sin saberlo?) y S de Samaritana, de soledad redimida en el cuerpo de una mujer. “Tuvo tu casa vocación de hogar/ y tu mayor victoria fue saber/ que siempre fuiste algo que olvidar/ en cualquier hombre, en cada café/ Tú fuiste el puerto donde yo partí…no fuiste una fuiste la mujer que bautizó mi nuevo amanecer”
T de Toledo donde nació este libro con las campanas catedralicias alentándonos a proseguir la distendida charla hasta que la tarde fue muriéndose y los dos poetas se quedaron mudos cuando el cantor tomó la guitarra y encendió la luz primorosa del canto verdadero.
V de verde lorquiano, verde que te quiero verde, brizna de hierba en los dedos y desde un río de sangre hay una voz que reclama la importancia de un amigo, poeta de cien mil lunas, garganta dura y hombruna, gitano de profesión, por quien hoy rompo yo la voz.
W de Whitman con su barba llena de mariposas. Whitman y la oda lorquiana en la voz del cantor que se dejó barba revolucionaria para encarnar al Che.
Y de Yunque. “Levanta tu estatura abiertamente/ reclama espada y yunque/ montaña y nieve/ reclama sitio y viento si es conveniente…”.
Z de Zagala. Pastoril, bucólica. El cantor adjetiva cual pastor errante el misterio femenino: “Se puede sentir el campo cuando la Zagala pasa junto a mí/ lleva en su falda la tarde y en sus duras manos el duro vivir/ ella y el campo principio y fin…”

PRESENTACION DEL LIBRO SOBRE PATXI ANDION. De izquierda a derecha Antonio Marín Albalate, Rodolfo Serrano, Luis García Gil, Félix Maraña, Francisco Mesa y Patxi Andión.
Y la P ¿dónde la dejé os preguntaréis? Se me olvidó conscientemente. P de este poema que le dediqué a Patxi y que aparecía en una antología de poemas dedicados a Patxi que coordinara con delicadeza suma Antonio Marín Albalate con quien he tenido la fortuna de compartir este libro:
“Las muchachas y muchachos/que se buscan y se encuentran/ la luna que imaginamos/ la noche blanca y desnuda/ los versos de las canciones/ o el porvenir de ser hombres/ que cobijan emociones/ que claman por la esperanza/ estruendo puro y sonoro/ en los labios de la espera/ en los besos que vendrán// María en el corazón/ del viejo mayo francés/ la guitarra de Rogelio/ con toda la mar detrás/ los recuerdos que vestimos/ del modo que más nos place/ y el porvenir que es bandera/ el porvenir que es belleza/ el porvenir que es ternura/ y huella que habrás de pisar/ campana que volará/ por la tarde toledana/ rompiendo el silencio amargo/ y utopía que vendrá/ a devolvernos la fe”.